Los alumnos de 4ta. liceo
estudiamos el Romanticismo. Para ello, nos vimos obligados a realizar
una división en dos bloques. El primero incluyó su surgimiento, con
el Sturm und drang, y su expansión por Francia y el resto de
Europa. Como obra representativa del movimiento leímos Werther,
de Wolfgang Goethe. Novela epistolar, exponente clave de la corriente
romántica que expresa con énfasis los sentimientos y tormentos del
sujeto en soledad, alejado, en contacto con la naturaleza y con su
interior.
Es así, que analizamos
varias cartas; aquí dejamos uno de los tantos escritos
confeccionados para tal fin:
En
este texto se analizará la carta del 10 de mayo que Werther le
escribe a su amigo Guillermo. En ella, el joven hace una reflexión
sobre lo bien que se siente cuando está rodeado por la naturaleza y
explica que se encuentra en un estado tal de alegría que no podría
ni siquiera trazar una línea, sin embargo, nunca se sintió mejor
artista: “Ahora no sabría dibujar, ni siquiera hacer una línea
con un lápiz, sin embargo, jamás he sido mejor pintor”. Esto
se da porque la naturaleza es el mayor elemento de inspiración del
personaje romántico, y Werther se siente tan extasiado por la
belleza del paisaje que lo rodea que tiene la sensación de que jamás
podría representarlo de igual forma y hermosura; pero, ese mismo
lugar es para él una fuente de inspiración tan poderosa que le
altera su estado de ánimo infundiéndole felicidad: “...me
anonada la sublimidad de tan magníficas imágenes”. Aún así,
Werther hace una descripción minuciosa del paisaje en clímax
descendente, desde lo más grande que es el valle hasta lo más
ínfimo que son los bichitos que pueblan el pasto que lo rodea:
“Cuando el valle se vela en torno mío con un encaje de vapores...
y veo las formas innumerables e infinitas de los gusanillos y de
insectos...”, pero siempre siente que jamás podría expresar por
completo lo que todo eso le provoca: “¡Si yo pudiera expresar todo
lo que siento!”.
Esta
carta es un claro ejemplo de la importancia de los paisajes
silvestres y los pueblitos alejados de la civilización para el
sujeto romántico. Éste ve a la ciudad y la atmósfera social como
centros de malestar donde se emanan gases pestilentes, y donde se
vive un aire de desconfianza y traición, de hipocresía y opresión
de los más débiles. Es por ello que hay que escapar de la ciudad y
refugiarse en los lugares alejados y tranquilos donde se conserva un
aire de tradición y donde se respira aire puro.
Azul Amadeo (4ta liceo)
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