Los alumnos de 2da liceo seguimos leyendo Eneida. En esta ocasión, nos adentramos en el canto III del poema de Virgilio. Allí, hacen su aparición dos de los monstruos más famosos de la mitología. Aquí, dejamos la historia de cómo llegaron a su aspecto tan horrendo:
Según la mitología
griega, Caribdis es la hija de Gea y Poseidón, quien originariamente
era conocida como una joven de gran hermosura que se caracterizaba
–eso sí– por una voracidad sin límites. El mito nos cuenta que
Caribdis, debido a su gran voracidad, en cierta ocasión robó varios
bueyes a Hércules, razón por la cual fue precipitada al mar por
Zeus, a modo de castigo. De entre las bravas olas, Caribdis resurgió, pero convertida ya en el horripilante monstruo que
aterraba a cualquiera que se acercara a ella. Además, tres veces al
día absorbía enormes cantidades de agua con todo lo que en ella se
encontrara (incluidas embarcaciones), vomitando los
restos poco tiempo después. Ulises tuvo que enfrentarse dos veces a
la dura prueba que suponía cruzar el estrecho de Mesina. La
ubicación en donde se situaba a este monstruo se encuentra en una
gruta de los salientes del estrecho de Mesina, muy cerca de donde se
situaba el hogar de Escila.
Escila, por su parte,
presenta una historia harto diferente, con orígenes poco claros.
Posiblemente era hija de Hécate y Forcis o de Equidna y Tifón.
Había sido una bellísima doncella en el pasado, pero un día
mientras jugaba en la playa, el dios marino Glauco la
observó y se enamoró. Glauco intentó conquistarla, mas la joven no
cayó en sus redes. Él, no muy acostumbrado a tales desdenes,
enseguida se reunió con la maga Circe para lograr el amor de la
doncella. El problema radicaba en que Circe estaba enamorada del
dios, y aunque intentó convencerlo de que merecía a alguien más
digno de él, finalmente tuvo que renunciar a sus deseos y, en
apariencia, ayudar a Glauco. El plan consistía en verter un ungüento
en la caleta de mar en donde Escila solía bañarse. Aquel día la
joven empezó su baño como en cualquier otra ocasión, mas pronto
contempló horrorizada que una jauría de perros la atacaba, y más
horror sintió al comprobar que los perros salían de su propia
cintura y que comenzaban a transformarla en un monstruo. Glauco, al
verla así, perdió todo el deseo de antaño por Escila
y se alejó. Escila, al igual que Caribdis, vivía en una gruta en el
estrecho de Mesina. El mito de Escila ya convertida en monstruo
asegura que cuando ella divisaba a algún marinero, no dudaba un
instante en devorarlo. Respecto a su muerte, uno de los mitos narra
cómo fue Hércules quien acabó con ella.
Caribdis y Escila son, en definitiva, la representación de los peligros de la mar a los que cualquier marinero debía enfrentarse.
Caribdis y Escila son, en definitiva, la representación de los peligros de la mar a los que cualquier marinero debía enfrentarse.
Camila Scarpino (2da liceo)
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