jueves, 3 de mayo de 2012

1° de mayo. Día del Trabajador

Hoy conmemoramos el Día del Trabajador. Las alumnas Mariana Bosso, Rita Grizzuti, Leila Iruzun y Camila Scarpino (de 2da liceo) fueron las encargadas del acto, coordinadas por la profesora Beatriz Garrido. Aquí, compartimos el discurso que Leila preparó especialmente para la fecha:


El 1º de mayo se conmemora, en todo el mundo, el Día del Trabajador, que recuerda a los obreros ejecutados en 1887 tras el reclamo de reivindicaciones laborales. Algunos se preguntarán, ¿cómo comenzó esta protesta? Mayo es un mes marcado por una historia, una tradición de lucha que arrancó un 1° de mayo de 1886, allá en Chicago, cuando un grupo de trabajadores organizó una movilización popular en reclamo de la jornada de 8 horas en una época en que lo habitual era trabajar entre 12 y 16 horas por día. El Estado respondió brutalmente y, fraguando un atentado, encarceló a un grupo de militantes populares en los que intentó hacer escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos y por qué no, de todo el mundo. Luego, se les determinó a los diversos dirigentes de esta movilización, diferentes condenas (cadena perpetua o la horca). Uno de ellos, frente al tribunal, pronunció la memorable y muy cierta frase: Cuatro horas de trabajo por día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable, con arreglo a las estadísticas. Sobraría, pues, tiempo para dedicarse a las ciencias y el arte. Afirmación, sin duda, destacable y que muestra cómo ellos no tenían tiempo siquiera de vivir fuera de lo que era el ámbito laboral. Pasaron muchos años de aquellos crímenes de Chicago y siguieron las protestas, sacrificios y sacrificados para obtener algo que debería haber sido desde siempre suyo: sus derechos. Los obreros de todo el mundo eligieron el 1° de mayo como jornada de lucha, por sus derechos, en recuerdo de sus compañeros, y en ratificación de su condición de ciudadanos libres, con todo lo que esto incluye, según decían las propias constituciones burguesas que regían la mayoría de los Estados modernos. La lucha logró así, la reducción de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificación del trabajador.
Pero esto aún no termina…
En nuestro país, un incendio, un “accidente” en un taller textil, puso a la vista de una sociedad que tiene una cierta tendencia a mirar para otro lado que hay esclavos en el siglo XXI, y los hay acá, en Argentina. Trabajadores esclavos, sin derechos pero con muchas obligaciones. En nuestro país, cada 1° de mayo nuestros trabajadores tomaron –y en ocasiones algunos aún siguen haciéndolo– las calles desafiando al poder, recordándole que existen y no se resignarán a ser una parte del engranaje productivo, es decir, simples peones u objetos. Es por eso que esta lucha aún no finaliza, sigue y seguirá, es nuestro deber como trabajadores o potenciales trabajadores, luchar para que esto acabe, no cerrar los ojos, ni mirar hacia otro lado nunca, no menospreciar jamás el esfuerzo que hicieron nuestros antepasados para que hoy tengamos todo lo que tenemos. Todo fue sangre y esfuerzo, y merece ser debidamente valorado.

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