viernes, 23 de marzo de 2012

Romanticismo. Werther


Los alumnos de 4ta. liceo estudiamos el Romanticismo. Para ello, nos vimos obligados a realizar una división en dos bloques. El primero incluyó su surgimiento, con el Sturm und drang, y su expansión por Francia y el resto de Europa. Como obra representativa del movimiento leímos Werther, de Wolfgang Goethe. Novela epistolar, exponente clave de la corriente romántica que expresa con énfasis los sentimientos y tormentos del sujeto en soledad, alejado, en contacto con la naturaleza y con su interior.
Es así, que analizamos varias cartas; aquí dejamos uno de los tantos escritos confeccionados para tal fin:


En este texto se analizará la carta del 10 de mayo que Werther le escribe a su amigo Guillermo. En ella, el joven hace una reflexión sobre lo bien que se siente cuando está rodeado por la naturaleza y explica que se encuentra en un estado tal de alegría que no podría ni siquiera trazar una línea, sin embargo, nunca se sintió mejor artista: “Ahora no sabría dibujar, ni siquiera hacer una línea con un lápiz, sin embargo, jamás he sido mejor pintor”. Esto se da porque la naturaleza es el mayor elemento de inspiración del personaje romántico, y Werther se siente tan extasiado por la belleza del paisaje que lo rodea que tiene la sensación de que jamás podría representarlo de igual forma y hermosura; pero, ese mismo lugar es para él una fuente de inspiración tan poderosa que le altera su estado de ánimo infundiéndole felicidad: “...me anonada la sublimidad de tan magníficas imágenes”. Aún así, Werther hace una descripción minuciosa del paisaje en clímax descendente, desde lo más grande que es el valle hasta lo más ínfimo que son los bichitos que pueblan el pasto que lo rodea: “Cuando el valle se vela en torno mío con un encaje de vapores... y veo las formas innumerables e infinitas de los gusanillos y de insectos...”, pero siempre siente que jamás podría expresar por completo lo que todo eso le provoca: “¡Si yo pudiera expresar todo lo que siento!”.
Esta carta es un claro ejemplo de la importancia de los paisajes silvestres y los pueblitos alejados de la civilización para el sujeto romántico. Éste ve a la ciudad y la atmósfera social como centros de malestar donde se emanan gases pestilentes, y donde se vive un aire de desconfianza y traición, de hipocresía y opresión de los más débiles. Es por ello que hay que escapar de la ciudad y refugiarse en los lugares alejados y tranquilos donde se conserva un aire de tradición y donde se respira aire puro.
Azul Amadeo (4ta  liceo)

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